En 1816, el médico francés René Laennec inventó el fonendoscopio, y posteriormente apareció el primer aparato para medir la tensión arterial, conocido como tensiómetro.
Otro antecesor del tensiómetro, el esfigmógrafo, inventado por Karl Von Vierordt en 1854 a raíz de una tesis doctoral publicada por Jean Léonard Marie Poiseuille en 1828 es el primer aparato para medir la presión sanguínea de forma no invasiva.
En 1880, Karl Ritter Von Basch, mejora el esfigmógrafo, aunque es un modelo bastante complejo, y es el profesor Potain el que simplifica el aparato para metir su empleo en el día a día por parte de los médicos.
En 1896, el médico italiano Scipione Riva-Rocci crea el primer tensiómetro con manguito.
En 1905, Nikolaï Korotkoff mejorá la técnica, usando el fonendoscopio sobre la arteria braquial para escuchar mucho mejor los ruídos. De ahí que los ruidos que se escuchan durante la medición de la presión arterial sean conocidos como "sonidos de Korotkoff". Gracias a esto se detectaban signos de HTA (Hipertensión Arterial).
En la actualidad los tensiómetros han evolucionado notoriamente, siendo hoy en día un instrumento imprescindible en el día a día de enfermería para poder mirar las constantes de los pacientes.
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